Walt Whitman, ¿Poeta o entrenador?

A mediados del siglo diecinueve, cuando la revolución poética aún no inundaba Estados Unidos, Walt Whitman escribía como escritor fantasma para la publicación «The New York Atlas», bajo el pseudónimo de Mose Velsor, donde se centraba principalmente en asesorar a sus lectores de cómo llevar una vida saludable. Actualmente, ya descubierta la verdadera identidad detrás de aquel nombre, se publican esta serie de curiosas columnas bajo el título original, no menos llamativo: «La salud y el entrenamiento masculinos, con pistas informales sobre su condición».

Y es que en escritor por encargo nos ha llamado la atención que, aquel autor capaz de escribir versos tan intensos como: “Que estás aquí, que existen la vida y la identidad, Que prosigue el poderoso drama y que quizás. Tú contribuyes a él con tu rima”, estuviese tan preocupado en aquellos tiempos por el cuidado del cuerpo.

Entre algunas de sus primeras frases podemos destacar: «Con perfecta salud no hay abatimiento, ni puede haberlo. El hombre hace realidad el viejo mito de los poetas: es un dios que camina sobre la tierra. No puede haber heroísmo de primera más que en un cuerpo sano».
Entre otras de sus máximas, Whitman defendía que, un cuerpo sano, era el antídoto a una mente deprimida y hastiada. Aunque la contaminación no afectaba tanto como en nuestros días, el autor ya destacaba los beneficios del aire puro para mejorar la vitalidad, “pocos saben cuántas virtudes contiene el aire puro”, escribía con solemnidad.

Como buen entrenador personal Whitman recomendaba sobretodo caminar: «En cualquiera de sus variedades, es el mejor ejercicio de la naturaleza, tan superior a todos los demás, que no pueden comparársele». Sin embargo, también era partidario de practicar boxeo, natación, remo y béisbol.

Si bien, al leer el texto completo encontramos algunas indicaciones que hoy en día no serían nada aconsejables o de dudosa veracidad, no deja de ser curioso comparar las tradiciones o hábitos de hace casi dos siglos con los de la actualidad.

«Un tentempié ligero y moderado por la noche es admisible. De hecho, si va acompañado del placer social de la amistad, el entusiasmo compartido y el sano estímulo de hallarse rodeado de buenos amigos, resulta recomendable en todos los sentidos», ¿Acaso esto no sería perfectamente aplicable ahora mismo? Y es que en escritor fantasma sabemos que los tiempos y las personas cambian, pero al final, como bien dice el dicho, “está todo inventado”.