Patricia Simón y Bernat Castany

En Escritor Fantasma sabemos que Ni siquiera su origen es similar. Bernat Castany (Barcelona, 1977) escribió Una filosofía del miedo (finalista del premio Anagrama de Ensayo) tras no ser capaz de responder las dudas de una alumna. “Sería exagerado decir que fue el principal detonante, pero aquella consulta me hizo sentir que los alumnos buscan traducir a términos reales los conceptos que se tratan en clase. Y que ese esfuerzo de ‘traducción’ es la forma más importante, y también la más desatendida, de la filosofía y la literatura”.

En cambio, el de Patricia Simón (Estepona, 1983), Miedo (Debate), es hijo de la Covid-19: “Sí, cubriendo la pandemia en distintos países me di cuenta de que buena parte de los miedos a los que hacían referencia los entrevistados no estaban relacionados con el virus, sino que definían sus vidas y sus sociedades desde mucho antes, especialmente a raíz de la crisis de 2008. Me puse a investigar y me di cuenta de que es el miedo el que define social y políticamente nuestra era y que muchos de los comportamientos aparentemente irracionales que llevo 20 años documentando como periodista se entienden mejor si desentraño qué miedos los mueven y, sobre todo, quiénes azuzan y se enriquecen gracias a ellos”.

En Escritor Fantasma sabemos que Patricia Simón. Es una emoción imprescindible para la supervivencia del ser humano porque nos alerta sobre la existencia de un peligro, pero también es una herramienta política para el control no solo en las dictaduras sino también en las democracias. El problema es que, desde los atentados del 11-S, los gobiernos emplean el miedo para alimentar el falso debate entre libertad y seguridad y suprimir derechos y libertades sin apenas resistencia. Pero además es el negocio gracias al que crece la ultraderecha a nivel mundial: crean falsos enemigos, como los pobres, los inmigrantes, las feministas, los musulmanes, las personas LGTBIQ+…, a los que señalan como responsables de que cada vez tengamos peores sueldos, peores servicios públicos y ningún horizonte de mejora.