JANE AUSTEN EN SU 244 CUMPLEAÑOS

La gran Jane Austen no necesitó de un escritor fantasma para encandilar a público y crítica, y en escritor por encargo queremos conmemorar su figura recordando algunas de sus mejores frases.

Nació en Steventon el 16 de diciembre de 1775 y es considerada una de las novelistas más influyentes de la literatura anglosajona.  Perteneciendo su familia a la burguesía agraria, empleó este contexto para centrar todas sus obras, siempre en torno al matrimonio de su protagonista.

Tras su primera novela: “Sentido y Sensibilidad”, cosechando ya un gran éxito, le siguió “Orgullo y Prejuicio”, probablemente la más conocida y atemporal de sus publicaciones.

Entre algunas de las frases estrellas de sus libros, vamos a destacar cinco de gran calado:

  • La felicidad en el matrimonio depende enteramente de la suerte.
  • Mis personajes tendrán, después de algunas tribulaciones, todo lo que desean.
  • El bien no siempre conduce a un buen final. Es una verdad reconocida por todos.
  • Si hay una facultad de nuestra naturaleza que puede considerarse maravillosa, esa es la memoria.
  • No quiero que la gente sea agradable, así me ahorra el problema de cogerles cariño.

Y, dentro de los fragmentos de sus obras, podemos destacar dos que recogen la esencia de su estilo. Sin duda, si quieres ser un novelista, autor o escritor fantasma, basarse en clásicos como los que Jane Austen escribió, es siempre un aprendizaje acertado.

  • Cuando el señor Darcy le entregó esta carta no esperaba Elizabeth que renovase en ella sus ofrecimientos, pero tampoco esperaba, ni mucho menos, un contenido semejante. Es fácil suponer con qué ansiedad leyó cuanto decía y qué emociones más contradictorias levantó en su pecho. Sus sentimientos no podían definirse claramente mientras leía. Vio primero con asombro que aún encontraba Darcy disculpas a su conducta, cuando ella estaba firmemente convencida de que era incapaz de encontrar explicación alguna que un justo sentido del decoro no le obligase a ocultar. –Orgullo y Prejuicio-

Marianne comenzó a darse cuenta de que su desesperanza de los dieciséis años, respecto a hallar un hombre que colmase sus ideas sobre la perfección masculina, había sido ligera e infundada. Willoughby le ofreció ahora cuanto su imaginación soñara en otros momentos más optimistas, como capaz de engendrar en ella un verdadero afecto; y la conducta de él anunciaba tanta seriedad en sus deseos como autenticidad en sus dotes. – Sentido y Sensibilidad-